Donde mueren los sueños.



"Mis libros dicen que la muerte huele suave, pero lenta y con un punto ácido. Pero a mí me supo mucho más adentro, donde los sabores y olores no llegan… donde anhelas lo que has tenido pero sabes que no está en tus manos el volver a conseguirlo. Donde las verdades se te escapan de los dedos y las ilusiones son metas imposibles, donde soñar ya no tiene lugar, donde dejas atrás todos esos invisibles en los que un día creíste. Donde el niño que fuiste, se esconde atemorizado por monstruos con mil bocas, mil bocas por las que lanzan torpedos que le hacen sentir aún más pequeño.

Creo, y no me avergüenzo de ello. Creo en las personas, en cosas intangibles y me esfuerzo por creer en mí misma. Pues es la única forma de difuminar mis miedos, confiar, tener fe y levantarme una vez más, cada día enfrentándome a monstruos que parecen cada vez más grandes, más inmensos. No quiero convertirme en el tipo de persona que deja que sus sombras le consuman. Quiero aceptarlas y que formen parte de mí, de los innumerables vértices que construyen mi 'yo', pero jamás dejando que lo formen al completo. 

Estoy en ese lugar pero lo encuentro más bello, soleado… He comprendido que los miedos me hacen, me levantan y me motivan. He comprendido que sin sombras y muerte no hay sueños, ni vida. Y sin vida… ¿Qué soy yo?"


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